lunes, 18 de diciembre de 2017

Terremotos

Sucedió un domingo 22 de mayo de 1960, en Chile. Eran las 3:11 de la tarde (hora local) cuando el mayor seísmo jamás registrado sacudió la ciudad de Valdivia, dejando tras de sí más de 2000 muertos además de dos millones de afectados.  El seísmo, de magnitud 9,5, provocó además una reacción en cadena de erupciones volcánicas y un maremoto, los cuales arrasaron con la costa chilena. Pero la pesadilla no acabó aquí. Casi 15 horas después del suceso, un maremoto de 10 metros de altura alcanzó la isla de Hilo, Hawái, acabando con la vida de 61 personas.


Lo terrible de este suceso es un claro reflejo del peligro que pueden llegar a suponer estos fenómenos, los terremotos. Pero antes de entrar en materia vamos a intentar conocer los aspectos básicos de estos.
Los terremotos se definen como vibraciones de la Tierra producidas por una rápida liberación de energía acumulada en forma de ondas sísmicas. Entiendo que esta definición no nos saque de mucho. Dicho de otra manera, cuando dos placas tectónicas chocan entre sí, ya sea inmediatamente o durante un largo periodo de tiempo, la corteza terrestre se ``fractura´´ liberando así una gran cantidad de energía que produce temblores en la superficie. 

Es por esto que el estudio de los terremotos, tanto los ya ocurridos como los posibles en un futuro, constituye un área de investigación vital  para zonas propensas a ser afectadas por los mismos. Esto permite que se puedan tomar medidas ante los mismos en caso de alerta para así poder reducir sus efectos en mediada de los posible.


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