Receta para un planeta habitable

El origen de la vida es uno de los  hechos que más han fascinado a ser humano desde el principio de los tiempos. Por suerte para nosotros, en nuestros días, acceder a información sobre este tema se ha convertido en una tarea mucho más sencilla gracias diversas investigaciones científicas. En esta entrada, voy a tratar un aspecto importante en relación con este gran acontecimiento, los factores necesarios para la presencia de vida en un planeta.

Cuando tratamos este tema hay tres factores fundamentales: que sea rocoso, que se encuentre en una zona habitable de su estrella y que posea un campo magnético lo suficientemente intenso.

En lo que al primero respecta, se considera que un planeta es sólido cuando está constituido por elementos compactos, no por gases. Por ejemplo, Júpiter no reúne esta característica ya que es básicamente una gigantesca bola de gas.

En cuanto al segundo requisito, es de vital importancia que el planeta se encuentre a una distancia adecuada de su estrella para poder recibir una intensidad justa de radiación estelar, lo que le

permitiría poseer agua en su superficie además de aportar unas temperaturas moderadas.

El tercer rasgo imprescindible para la vida es la presencia de un campo magnético lo suficientemente intenso como para que su superficie se encuentre protegida de partículas cósmicas así como de brutales fenómenos atmosféricos que impedirían su existencia.

Aunque a grandes rasgos, estos son los requisitos para la presencia de vida, no quiere decir que cualquier planeta que los reuna la pueda albergar, hay otra serie de factores que, a pesar de ser más específicos, no son menos importantes. Como ya sabemos, la vida no se encuentra en cualquier sitio.